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Nuestro Punto de Vista
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EUROPA ENDEUDADA: LOS HECHOS MÁS RECIENTES:
5/11/2010
El Consejo de Ministros de Economía (Ecofin), integrado por representantes de los 27 países que forman la Unión Europea (UE), acordó en la madrugada del lunes un paquete de apoyo al euro por 750 mil millones de euros, unos 975 mil millones de dólares.
La iniciativa tiene como objetivo respaldar el euro, la moneda común de los 16 países conocidos como el Eurogrupo. Es un paquete conformado con recursos de los estados europeos y del Fondo Monetario Internacional, que pretende respaldar a los países que enfrenten dificultades para financiar su deuda pública, como ha ocurrido ostensiblemente con Grecia.
Los recursos puestos a disposición de los países del Eurogrupo están compuestos de dos partidas:
A. Un fondo de estabilidad por 60 mil millones de euros, unos 78 mil millones de dólares. Está sustentado en el artículo 122.2 del Tratado de la Unión Europea, que permite facilitar ayudas por valor de hasta 60 mil millones de euros. Sería el primer fondo al que un país con dificultades de pago de deuda debería acudir y está gestionado por la Comisión Europea. Sin embargo, la liberación de los recursos estará sujeta a una coordinación entre los órganos europeos y el Fondo Monetario Internacional.
B. Un fondo de garantías por 690 mil millones de euros, 897 mil millones de dólares. Los Estados miembros de la UE ofrecerán garantías con valor de 440 mil millones de euros y el FMI otros 250 mil millones. Estos recursos tienen como destino apoyar a los países que enfrenten dificultades para liquidar los vencimientos de su deuda o que deban pagar primas de riesgo elevadas en los mercados . La liberación de estas garantías está sujeta a aplicar programas de ajuste: reducción del déficit público y recortes del gasto público bajo parámetros diseñados por el Fondo Monetario Internacional.
Punto de vista
Cómo en un diálogo propio del Mercader de Venecia:
- ¿Cuánto cuesta la confianza?
- 1 billón de dólares
El monto mismo del paquete financiero europeo indica la situación de desconfianza y fragilidad prevalecientes. Este es una secuela de la crisis financiera de fines de 2008 que era realmente inesperada. La lentitud, casi parálisis, política para enfrentar la deuda pública griega cuyas condiciones eran sabidas desde mediados de diciembre pasado es un aspecto clave de este episodio.
Además, la turbulencia provocada se extendió a otros países, elevó el costo financiero de la intervención de los gobiernos, del Banco Central Europeo y de FMI y, también el costo económico. Hubo tres muertos por las protestas en Grecia ante el ajuste que se viene.
Porque el ajuste no se lo quita nadie a las sociedades altamente endeudadas de Europa. Así que todo esto se ha hecho muy caro y muy pesado para la población.
El capitalismo de los próximos años -una década parece un horizonte adecuado por ahora-, estará marcado por el altísimo nivel de la deuda pública, la emisión enorme de liquidez por parte del BCE y la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el espectro de la inflación como mecanismo para enfrentarla. Y el desarreglo institucional en el sector de las finanzas.
Por ahora los “mercados” (nótense las comillas, pues no son entes autónomos e impersonales como suele hacerse creer) aceptaron por ahora las condiciones de la garantía financiera establecida en Europa. Las bolsas suben y bajan al son de una tonada al final de la cual nadie quiere quedarse sin su silla. La volatilidad es campo fértil para la especulación.
Pero qué tan confiable es esta costosísima garantía y qué tanto despeja el terreno del desempeño económico y financiero en esa región y en términos globales. Las condiciones productivas de la empresas europeas no han variado en medio de este asunto de la deuda pública, de las intervenciones y las garantías. La capacidad de los trabajadores griegos y los demás en Europa no ha variado, los presupuestos gubernamentales no han mejorado y la deuda sigue ahí.
Lo que está distorsionado es el proceso de fijación de los precios de los bienes, los servicios y los salarios. Del mismo modo están distorsionadas las finanzas públicas y los mercados de valores. Los inversionistas están pescando en río revuelto.
No hay criterios para ejercitar la inversión sostenida en la creación de valor y a plazos que permitan elevar la productividad y generar más riqueza.
Por eso es que aparte de la euforia en las bolsas, persiste la incertidumbre y la desconfianza que, por ahora, sigue siendo endémica en la economía mundial. Como dijera el inefable Yogi Berra: “esto no se acaba hasta que se acaba”.
Roberto González y León Bendesky
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