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Consideraciones Básicas Sobre la Propuesta de Presupuesto Federal 2010
9/15/2009
CONSIDERACIONES BÁSICAS SOBRE LA PROPUESTA DE
PRESUPUESTO FEDERAL 2010
Las medidas clave de Hacienda:
1.Impuesto del 2% sobre la venta de todos los productos y vinculado a los programas de reducción de la pobreza.
2.Impuesto del 4% a las telecomunicaciones (menos la telefonía rural)
3.Incremento de la tasa del ISR de 28% a 30 por ciento.
4.Incremento al impuesto especial sobre cerveza, alcohol, tabaco y juegos y sorteos.
5.Incremento del IDE de 2% a 3% y reducción de la cantidad elegible de los depósitos de 20 a 15 mil pesos
6.Terminación del congelamiento de los precios de energéticos, con incrementos mensuales a partir de 2009
7.Eliminar la posibilidad de aplicar el crédito por exceso de deducciones sobre ingresos en el IETU contra el ISR
Para considerar las repercusiones generales de la propuesta fiscal para 2010 puede partirse de que el nivel de la actividad económica, mismo que se mide como el PIB en un periodo determinado, se establece mediante la identidad siguiente:
PIB = Consumo + Inversión + Gasto de Gobierno +
(Exportaciones – Importaciones)
Y que además en términos de la contabilidad nacional el producto es igual al ingreso que se genera:
PIB = Y = Salarios + Ganancias + Intereses + Rentas - (Impuestos + Subsidios)
Así que, en general, los mayores impuestos inciden de modo adverso y directo sobre el consumo, mismo que se ha deprimido desde octubre pasado con la manifestación clara de la crisis. Pero ahora su impacto será mayor puesto que irá más allá de los bienes de consumo duradero para afectar el consumo corriente.
El consumo es una parte central de la demanda interna y el aumento de los precios que conlleva lo deprimirá. Los impuestos tendrán, igualmente, un efecto adverso en la asignación de los recursos para la inversión privada. Los incentivos que se generan con estas medidas en plena crisis son muy disuasivos en este sentido.
Esto contribuirá, paradójicamente, a mantener deprimida la capacidad de elevar los ingresos fiscales del gobierno. El programa fiscal para 2010 es en esencia contradictorio, acrecentar la carga impositiva significa una medida restrictiva para el crecimiento.
Además, vincular un impuesto sobre las transacciones generales con el combate a la pobreza como una meta tiene muchas consideraciones de por medio. Uno, los que deben recibir los apoyos tienen que pagar primero; dos, el desfase en el tiempo es relevante y tres, hay muchas filtraciones de los recursos en el proceso de cobro y distribución que, además, se agravan por las ineficiencias burocráticas. Los pobres han pasado de ser un objetivo de la política pública a ser un pretexto de la política fiscal.
Es difícil ubicar en el contexto de la propuesta fiscal para el año entrante las expectativas de crecimiento planteadas por el gobierno y sigue siendo muy dependiente de la esperada recuperación en Estados Unidos.
No obstante, las condiciones de una recuperación, cuándo sea que ella ocurra, no serán iguales a las que había antes de la crisis. Esto se debe, entre otras cosas, al efecto negativo de la recesión y de la política fiscal en el proceso de asignación de los recursos, en la distancia que se acrecentará entre el PIB observado y el potencial, en la productividad, a la competencia de otros países y a la restructuración de industrias claves para las exportaciones mexicanas y del conjunto del sistema financiero.
Según las cifras de la secretaría de Hacienda el déficit público presupuestario en 2009 será de 2.1% con respecto al producto y en 2010 de 2.5 por ciento. Estas cifras son más grandes que las registrados en los años pasados, pero las condiciones económicas hoy son diametralmente opuestas, sobre todo en cuanto al crecimiento del producto, del empleo y del crédito.
La evaluación oficial del riesgo del déficit ha llevado a ponerlo arriba en la agenda de un ajuste que, por necesidad será restrictivo, cuando que salir de la recesión de la manera más expedita y con menor debilidad podría ser, en cambio, la prioridad aun a expensas del endeudamiento. Este es un asunto que debe evaluarse con mayor precisión.
Las previsiones de crecimiento del producto de 3% en 2010 parecen estar sobrevaluadas, incluso con el efecto de “rebote” que se genera luego de una gran caída del nivel de actividad económica como la de 2009. Del mismo modo, las proyecciones del déficit pueden resultar mayores por efecto de la mezcla de las políticas de más impuestos y menos gastos pero en un entorno recesivo.
León Bendesky
Socio
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