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Fragilidad Económica y Financiera en Estados Unidos

11/28/2008

El panorama sigue siendo complicado

Los bancos no resisten

Parece una expresión prefabricada y, sin embargo, aun no es claro que lo peor de la crisis financiera haya pasado ya.
Así se desprende de una serie de procesos que están en curso. Uno es el persistente deterioro de los grandes bancos en Estados Unidos. El caso de Citigroup es ilustrativo, pues en medio de la restricción crediticia en curso y de la falta de confianza que prevalece en los mercados de deuda, se ha deteriorado rápidamente su posición con la estrepitosa caída del precio de sus acciones. La semana pasada llegó hasta 3.77 dólares, mientras que su valor más alto había sido 55.70 dólares en diciembre de 2006.

Las autoridades financieras decidieron el domingo 23 de noviembre proveer un paquete de garantías, acceso a liquidez y capital a Citigroup. Se protegerán las pérdidas de una canasta de activos de alrededor de 306 mil millones de dólares de préstamos y títulos respaldados por préstamos hipotecarios residenciales y comerciales y los productos derivados asociados con ellos, los que serán valuados de común acuerdo entre las partes.

El Tesoro invertirá 20 mil millones de dólares del Programa de Ayuda de Activos en Problemas (TARP) a cambio de acciones preferentes con 8% de dividendo. Citigroup absorberá pérdidas por 39 mil millones además de las reservas existentes. Las pérdidas adicionales se repartirán: 10% a cargo del banco y 90% a cargo del gobierno hasta por 15 mil millones. Citigroup no podrá pagar dividendos a sus acciones comunes por más de 1 centavo por trimestre durante 3 años sin consentimiento de sus nuevos acreedores. Además deberá someter a las autoridades un plan de compensaciones de sus ejecutivos.

Comentamos estas provisiones para ir siguiendo las formas de intervención que tiene que hacer el gobierno. Además, porque es previsible que haya otras acciones como estas. Asó lo dejó entrever el gobierno una vez aceptado este rescate. Como se sabe, la situación de Bank of America y J.P. Morgan–Chase es también muy frágil.

Las corrientes de crédito siguen paralizadas

Todavía no se sabe a las claras cuál es la situación del sistema financiero estadounidense y las repercusiones globales que aun puede acarrear. La precariedad se mantiene y las dificultades que van apareciendo se superan con grandes costos económicos, financieros e institucionales.

La restricción del crédito no cede, sigue la pérdida de valor en el sector de los bienes raíces, en particular de las viviendas y es cada vez más profundo el efecto adverso sobre las condiciones del sector productivo y del empleo.

El día 25 de noviembre, la Reserva Federal anunció un nuevo paquete de intervención para tratar de destrabar los mercados. Se trata de 800 mil millones de dólares adicionales de los cuales 600 mil millones se usarán para comprar deuda emitida o respaldada por empresas hipotecarias certificadas por el gobierno (mediante las agencias Fannie Mae y Freddie Mac) y 200 mil millones para apoyar nuevos préstamos para consumidores y pequeños negocios. Esta última es una modalidad que hasta ahora no habías usado el Tesoro y el banco central.

Así, el gobierno estadounidense ha asumido ya alrededor de 7.8 billones de dólares de obligaciones (equivalentes a casi la mitad del valor del producto nacional. Incluyen préstamos e inyecciones de capital a los bancos, el rescate de firmas como Bear Stearns y AIG.

Perisiste la evidencia de la fragilidad general del sistema y en particular del problema original localizado en el mercado hipotecario, donde siguen las ejecuciones.

Las autoridades financieras están recurriendo a la emisión masiva de dinero para reanimar al sistema y evitar, primero, que se agrave la recesión que ya está en curso y, segundo, que se desate un fenómeno de deflación en la economía.

Recesión con deflación
El severo desgaste financiero y, de modo más general, en las condiciones económicas apuntan a un escenario que puede ser muy complejo.

Este escenario estaría compuesto por una combinación –perversa- entre una caída fuerte y prolongada de la tasa de crecimiento del producto y una tasa decreciente de los precios.

La deflación ocurre cuando los precios decrecen, es, pues, el proceso contrario de la inflación (una inflación negativa). Mientras que la inflación expresa que el dinero pierde valor con respecto de los bienes y servicios que se pueden comprar, la deflación indica que el dinero se hace relativamente más valioso.

La deflación se asocia con un aumento de la oferta de bienes y servicios por encima de la oferta de dinero, de ahí la reciente inyección de recursos por parte de la Reserva Federal, lo que puede estar indicando que la estimación del riesgo de la deflación es muy alto. La demanda de dinero ha crecido debido a la incertidumbre prevaleciente en los mercados financieros y el refugio en la liquidez por parte de los agentes económicos (inversionistas, empresas, familias). La demanda de dinero es mayor que la demanda de productos.

Cuando la economía se aproxima a una deflación, el banco central rebaja las tasas de interés para incentivar el gasto. Pero al aproximarse a una tasa cero la política monetaria se torna inefectiva pues la demanda de liquidez es mayor que la demanda de bonos (esto es lo que los economistas llaman “trampa de la liquidez). La Reserva federal optó ya por la emisión de dinero y no por las operaciones de mercado abierto como una forma de estimular a la economía.

La secuencia del proceso deflacionario puede exponerse de modo esquemático como sigue:
•La demanda agregada cae respecto de la oferta agregada, las empresas cortan su producción y reducen el empleo, la caída de los ingresos genera otra ronda de caída de los precios.
•No hay incentivos para gastar pues la expectativa es que los precios sean menores a lo que son actualmente.
•Las tasas de interés reales crecen aunque las tasas nominales sean cero.
•La deuda de los agentes económicos aumenta en términos reales, al contrario de lo que pasa con la inflación. De tal manera, la tasa de interés real de quienes tienen créditos aumenta.

Un escenario posible de recesión productiva y deflación es, como puede advertirse, perverso y la política económica pierde márgenes de maniobra.

A pesar de las intervenciones del Tesoro y de la Reserva Federal con enormes recursos provenientes de la deuda pública y de la emisión de dinero, el escenario de recesión con deflación aun no se supera.

Esta condición tenderá mecanismos de transmisión a lo largo de la economíaa global y su efecto en distintos países será diferenciado en cuando a la mezcla de caída del producto y del comportamiento de los precios, las tasas de interés y los tipos de cambio.



León Bendesky
Socio


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